El valor más importante que buscamos las personas en todas las etapas vitales es vivir bien, lo que diríamos gozar de buena calidad de vida, esto es, una unión entre la perfección del bienestar físico y psicológico. Esta es una fórmula complicada, pero dentro de los factores personales encontramos que en lo referente a lo físico influirá la salud, la alimentación, la edad, etc. En cuando a lo psicológico, la realización personal, el estatus social, la satisfacción subjetiva que nos creamos, etc. Hay un factor que contribuye tanto al bienestar físico como psicológico, el sueño.
El sueño es una función biológica esencial, pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo y su carácter reparador es básico para el organismo. Dormir bien es una de las claves para la buena salud mental y psicológica.
El sueño es calidad de vida
Las horas que necesitamos dormir dependen de cada persona, influyen factores característicos de cada organismo, el entorno y las costumbres personales. Tanta variedad de factores nos llevan a encontrar personas con un patrón de sueño corto, por debajo de las siete horas, patrón de sueño medio, entre siete y ocho horas, y patrón de sueño largo, más de ocho horas. La media, lo que acaba resultando en la mayoría de la población, es un patrón de sueño medio.
Las razones que llevan a las personas a tener diferentes necesidades de sueño todavía son desconocidas hoy en día, es por eso que las investigaciones suelen diferenciar a las personas en función de la calidad del sueño. Es por ello que hablamos de personas con patrón de sueño eficiente o de buena calidad y personas con sueño no eficiente o de mala calidad.
Uno de los elementos relevantes en cuanto al aprovechamiento del sueño son las diferencias entre las personas matutinas, aquellos que tienden a levantarse y acostarse temprano, y las vespertinas, con tendencia a levantarse y acostarse tarde. No está demostrado un mejor horario personal, pero sí que el encaje en la organización social habitual resulta mejor el sistema matutino. Las personas con tendencias matutinas se levantan con más energía y muestran menos fatiga.
Disfrutar de un buen sueño, en una pauta de sueño medio, nos facilitará un buen descanso personal, energía para afrontar el día a día y ayudará a la estabilidad mental. Dormir bien no solo es la cantidad de horas, también lo es como se hace. Es importante dormirse en poco tiempo, tener un sueño continuo y estable. La buena calidad de sueño es el mejor indicativo de un buen estado de ánimo y buen estado físico.
Afectaciones derivadas del sueño
Las pautas de sueño inferiores o superiores a las siete u ocho horas muestran indicios de tener más problemas de salud y muertes más tempranas. Las afectaciones físicas aumentan en los casos de patrones de sueño cortos y el índice de muerte prematura se dispara en los casos de pautas de sueño inferiores a seis horas.
Por otro lado, dormir más de ocho horas por noche también es indicador de riesgos. Las personas que duermen excesivamente tienen riesgo más alto de sufrir cáncer, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, aunque no conozcamos bien las causas, los estudios empíricos así lo indican.
Y las afectaciones no solo son durante la época que se duerme poco, si esta se mantiene durante muchos años, esto tiene repercusiones en edades más avanzadas. Los estudios relacionan dormir una pauta corta de sueño, de seis horas o menos, con mayor índice de diabetis y artritis, entre otras afectaciones comunes, con el paso de los años.
Dormir menos de siete u ocho horas también tiene efectos psicológicos. Los estudios muestran que las personas con hábitos de dormir menos muestran mayor tendencia a sufrir depresión, ansiedad, o un problema de abuso de drogas, alcohol o nicotina. De igual forma, sujetos con hábitos de dormir más de ocho horas también muestran patologías similares.
Las afectaciones el sueño nos abocan a insatisfacciones en la vida con graves problemas de salud. La depresión es la enfermedad que más se relaciona con dormir mal. No solo la cantidad si no la calidad del sueño de la noche tiene una marcada influencia en el estado de ánimo, en el bienestar subjetivo y en la salud física.
Consejos para dormir bien
Las horas que duerme cada persona son muy personales y no hay una pauta concreta para todos. En caso de afectaciones graves del sueño, lo mejor es acudir a un especialista. Con todo, con unos buenos hábitos y teniendo en cuenta unos pocos factores podemos ayudar a nuestro cuerpo a mantenernos en buena salud del sueño.
Las buenas prácticas siempre ayudan a dormir bien:
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- Mantener unos horarios estables. Ves a dormir y levántate cada día a las mismas horas, esto ayuda al cuerpo a tener un horario estable y recurrente de sueño y vigilia.
- No consumir elementos con efectos estimulantes, sobre todo las horas cercanas al sueño. Evitar la cafeína, la nicotina en todos los casos, bebidas energéticas y alcohol.
- Hacer ejercicio moderado con regularidad, aunque mejor evitar hacerlo entre dos y tres horas antes de ir a dormir.
- No utilizar el teléfono móvil en la cama. Evitar esperar conciliar el sueño viendo la pantalla del teléfono.
- Evitar grandes ingestas de comida antes de dormir. Las digestiones pesadas resultan contraproducentes para el descanso
- Procurar un entorno adecuado. La habitación a oscuras, sin ruidos que distorsionen y con una temperatura adecuada, ni frío ni calor ayuda a dormir. Un colchón adecuado y en condiciones es muy importante para evitar dolores y favorecer el descanso.
- Sigue una rutina enfocada a dormir. Realiza actividades más relajadas durante el tiempo antes de acostarte, de manera que el cuerpo poco a poco se vaya preparando.
Dormir bien es calidad de vida, se nota en el ánimo y en la energía. Evita problemas de salud y ganarás felicidad.
